La escuela maternal francesa dio
sus inicios en el
siglo XIX con las llamadas
“salas de asilo” de 4 a 7 años de edad. Enseguida se crearon las
salas de hospitalidad, que eran destinadas a niñas que se quedaban solas cuando
sus madres tenían que trabajar, que recibiría a los niños de 2 hasta 6 o 7 años, que
por su edad no podían asistir a primaria. En ellas se les enseñaban orden,
limpieza, principios cristianos y actividades manuales entre otras.
En el año 1881, las salas de asilo adoptaron el nombre de
Escuela Maternal, gracias a la gestión de la educadora de Pauline Kergomard.
En 1882 se establece que
tengan carácter público y sean gratuita, mixta y laica, pero no obligatoria.
Su filosofía es el respeto al niño,
rechazo a los ejercicios
escolares, gran importancia al juego y actividad natural del niño, que el niño
forme su personalidad y conquiste su autonomía. Promover que el niño toque, observe, pregunte y forme hábitos intelectuales. Destaca
los sentidos como receptores del aprendizaje.
El objetivo general es "desarrollar
todas las posibilidades del niño, para permitirle formar su personalidad, y
darle las mejores probabilidades de salir adelante en la escuela elemental y en
la vida,
preparándolo para los aprendizajes ulteriores". En función de su
“edad y de su ritmo de aprendizaje”.
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